EL “SÍNDROME DEL EMPERADOR”
Hoy en día se ha incrementado cada vez más el
número de niños retadores, violentos, caprichosos, maldicientos, con nulo
manejo ante la frustración. Niños prepotentes, altaneros que piensan que “todo
se merecen” y que “nada se les puede negar”; niños chantajistas y manipuladores
que han descubierto que el arte de adquirir lo que pretenden es asunto fácil de
lograr, con papás, hermanos, maestros, amigos, familiares y compañeros que caen
en las redes de estos pequeños “dictadores”.
Algunos padres o madres de familia
que llevaron una infancia llena de carencias, tanto físicas, materiales y
emocionales, incluyendo maltrato emocional y hasta físico expresan lo
siguiente: “mis hijos no pasarán lo mismo que yo, no permitiré que les falte algo,
como me hizo falta a mí, tendrán todo lo que yo no pude tener y muchas veces me
lo prohibieron y negaron”, este es el primer peldaño de una resbaladilla peligrosa que desencadenará
una serie de actitudes profundamente dañinas para la educación integral de los
hijos, pues los hijos no se educarán ante la frustración, y es necesario darnos
cuenta que en la vida no siempre adquirimos lo que deseamos, incluso, lo que
nos proponemos, pero que esto no puede ser motivo para sentir fracaso, odio,
resentimiento y frustración por lo no obtenido. Estos padres de familia que
tienen “miedo” profundo para decir: ¡NO!,
se sienten “ los malos de la familia”, con serios problemas para asumir la
autoridad que tienen sobre los hijos por miedo a “perder el cariño de estos”, y aclaramos que autoridad no significa de
ninguna manera violencia o despotismo, sino contención, esto es, para que no se
desborden al mal. Los seres humanos necesitamos de reglas y límites en nuestro
actuar para poder llevar una vida en forma positiva y mesurada para poder vivir esta vida de acuerdo como se
presente, pero con tolerancia, respeto y amor.
Otro problema serio que desborda
este síndrome en los hijos es el “sentimiento de pérdida” que mantienen algunos
padres con hijos que atravesaron por situaciones difíciles, y que incluso estuvieron en peligro de muerte,
por alguna enfermedad grave o algún accidente vivido. Tomando en consideración lo
dicho anteriormente, me viene a la mente los serios estados de “culpa” que
sienten algunos padres de familia que ante alguna equivocación personal vivida,
se sienten “en deuda” con los hijos y la manera de “compensar” esa equivocación
es no exigiéndole a los hijos, porque tienen el “derecho de estar molestos” por
tal equivocación de los padres.
Los hijos manipuladores y chantajistas utilizarán
todas estas herramientas para lograr sus objetivos para que se les cumpla sus
deseos; ¿cuántas veces hemos escuchado a hijos que se dirigen a papá o a mamá
diciéndoles “Ya no te quiero”?, y
que levantan la mano para golpear, o simplemente hacen todo un “drama” de la
vida, haciendo berrinche hasta arrastrarse por el suelo, en casa o delante de
demás personas, y los padres débiles emocionales, con tal de resolver el “problemita”
le conceden a los hijos lo que piden, perdiendo cada vez más su figura de
autoridad y de credibilidad y respeto, pues estos padres son vistos por esos
hijos, como débiles y cobardes.
La
educación más ideal para con los hijos, es enseñarles a tener límites y
respetar las disposiciones que se dan en el hogar, así como una educación sana
ante la frustración les llevará a ser guerreros en la vida, aprendiendo de lo
no obtenido para enriquecimiento personal, así como respetar siempre a las
demás personas.
Pbro. Mtro. Raúl Zarazúa Sánchez
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