LA DIGNIDAD DE LA MUJER
Este es un tema muy importante y bastante polémico. Es
triste saber que existen en el mundo, algunas mujeres, que no saben ¿qué es la
dignidad?, ¿quién la dio?, ¿para qué sirve?, ¿desde cuándo se tiene?, ¿cómo se
ejerce? Adentrémonos en el tema y descubramos todo esto.
Dignidad
es una palabra que indica una apreciación, una valoración de algo o de alguien.
Es un valor que posee el ser humano, hombre y mujer, un regalo que Dios da,
desde el momento en que somos creados desde el vientre materno, porque ya somos
personas creadas a imagen y semejanza de nuestro Creador, y Él nos da esa
dignidad a todos los seres humanos porque nos ama.
Todas
las mujeres, por su propia naturaleza, son distintas entre sí. Las mujeres y
los hombres son diferentes física y biológicamente, emocional y
sentimentalmente, pero el ser diferentes no significa que algunos sean
superiores y otros inferiores. Lo cierto es que la principal opositora que
genera un rechazo “machista” hacia la mujer, es desgraciadamente, la misma
mujer.
“Y
creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, hombre y mujer los
creó” (Gn 1,27). En este texto
bíblico podremos descubrir la dignidad que Dios otorga por igual al hombre y a
la mujer. Ya seamos hombres o mujeres, ante sus ojos somos iguales, tenemos el
mismo valor y la misma dignidad.
Situándonos
a partir del Antiguo Testamento, con Abraham, nuestro “padre en la fe”,
descubrimos que la práctica de la cultura demuestra que la mujer era marginada,
desvalorada, cosificada y discriminada, el hombre era el que opinaba, dirigía,
heredaba las bendiciones y bienes de los ancestros, era quien tomaba
decisiones, en una palabra, gobernaba y dirigía. También para los Doctores de
la Ley, los Rabinos, la mujer era inferior, incapaz de poder aprender algo, ni
de tener recto criterio y juicio.
A
partir de los Evangelios, nuestro Señor Jesucristo da un trato muy especial a
la mujer, reconoce la dignidad que habían perdido, las trata con respeto, amor,
y amabilidad, habla con ellas, se deja acompañar por ellas, ellas lo siguen y
les sirven, las perdona y pone, incluso ejemplos drásticos contra el fariseísmo
hipócrita de ese tiempo: “Les aseguro que hasta las prostitutas se
les han adelantado en el Reino de los cielos…”
La
mujer, como ser humano, en todas las etapas de su vida, está llamada a
valorarse, respetarse, cuidarse, reconocerse y protegerse. Cuando esto hace
está ejerciendo su dignidad.
En
las familias, las mujeres merecen respeto y ser tomadas muy en cuenta, de la
misma manera que los hombres. No hay mejor educación para los hijos que una
experiencia nutrida, donde el hombre y la mujer sean “pareja”, o sea esté a la
par, mismos deberes, mismas obligaciones, mismas responsabilidades, mismos
derechos, etc.
Actualmente
existen todavía mujeres que permiten ser maltratadas, humilladas, rechazadas,
marginadas por algunos hombres. Deben de considerar que son personas y no
“títeres”, con roles restringidos. Hay mujeres que ante una realidad de
violencia y agresión física, no hacen nada, porque las paraliza el miedo, ya
que su agresor ha sido “inflado” por ellas mismas en un gigante poderoso; sin
darse cuenta que el miedo es el peor enemigo de esas mujeres, pues no les
permite moverse y avanzar.
Hoy
en día aparece la misoginia (odio a las mujeres), y la androginia (odio a los
hombres) que debe ser tratada para su erradicación. A través de la historia de
la humanidad, y especialmente en ciertas etapas del siglo XX, el género
femenino ha hecho importantes avances sobre la igualdad de los derechos
respecto del género masculino. Existen movimientos que promueven los derechos
de las mujeres, en contra del machismo y de la superioridad cultural masculina.
El
día de hoy, la mujer no es sólo considerada como madre, ama de casa, sino como
profesionista que puede ocupar, incluso cargos dentro del aspecto político o
social y cultural.
Aunque
sigue existiendo algunos hombres misóginos y machistas que no quieren ver, ni
aceptar la realización de las mujeres en el aspecto laboral, pues la consideran
como un rival y es atacada porque tienen la idea absurda de que el único lugar
de la mujer es la casa y los hijos, cuando el compromiso del hogar es de ambos,
ya están cambiando los roles del hombre y la mujer y ya hay más hombres que
esta sana manera de pensar que reconocen en la mujer la misma persona con
cualidades, habilidades, virtudes y dones que enriquecen a la sociedad.
Ma. Estela Gutiérrez Cánova
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