"NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES"


NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES


Bajo el título de la Virgen de la Soledad o de los Dolores se venera a María Santísima en muchos lugares. La fiesta de nuestra Señora de los Dolores se celebra el 15 de Septiembre y recordamos en Ella, los sufrimientos por los que pasó María a lo largo de su vida, por haber aceptado ser la Madre del Salvador. Su imagen es posesionada durante la Semana Santa (Viernes Santo); frecuentemente aparece representada en el momento de la Piedad, con su Hijo muerto sobre su regazo, o al pie de la cruz.
Este día se acompaña a María en su experiencia de un profundo dolor, el dolor de una madre que ve a su hijo incomprendido, acusado, abandonado por los temerosos Apóstoles, flagelado por los soldados romanos, coronado con espinas, escupido, abofeteado, caminando descalzo bajo un madero astilloso y muy pesado camino al Calvario, donde finalmente presenciará la agonía de la muerte de Jesús en una cruz, clavado de pies y manos.
La Iglesia ha venerado siempre con singular cariño los 7 dolores de la Virgen:
1.- El nacimiento de Jesús en un pobre portal. La Virgen vio nacer a su hijo en un pesebre, en una canoa de echar de comer a los animales, en una cueva barrida por el viento. Ese fue su primer dolor y con su pobreza aprendió a comprender a todos los que sufren por falta de lo necesario.
2.- La presentación en el templo. Simeón lo tomó en sus brazos y dijo: “este niño será causa de división: de salvación para algunos y de perdición para otros, y por causa de él, una espada de dolor atravesará tu corazón, María”, desde entonces, María supo que Jesús sería perseguido y que a ella le esperaban grandes penas a causa de su hijo.
3.- La huida a Egipto. Cuando los magos fueron a ver al niño Dios en Belén, el rey Herodes mandó a todos sus soldados a que mataran a todos los niños menores de dos años; un ángel le anunció a José que debía huir antes de que llegaran los asesinos y así, de noche huyeron a Egipto. La Madre de Dios se preparaba con este espantoso sufrimiento para comprender a quienes tienen que salir de su tierra.
4.- La pérdida de Jesús en el Templo. Cuántos pensamientos habrán pasado por la mente de la Santísima Virgen María. Ella se preparaba para poder compadecer a todos los que pasamos angustias, temores y dudas.
5.- María se encuentra con Jesús hacia el monte Calvario. Al escuchas la sentencia de Pilato, María siente una pena inmensa, pide a San Juan Apóstol que la conduzca hacia alguna de las calles por donde va a pasar el cortejo. Ahí esperaba a Jesús y pronto lo ve llegar.
6.- Jesús muere en la cruz. Ver morir a su hijo es terrible pero ver morir al más bueno y amable de todos los hijos, y de una muerte tan cruel, tan injusta, tan inhumana, como la que le dieron a Jesús es el más grande tormento que el corazón de una mujer haya soportado en la tierra.
7.- Jesús es bajado de la cruz y colocado en los brazos de su Santísima Madre. La muerte de Jesús fue una de las más pobres que se hayan presenciado en la humanidad. La Virgen no tuve que comprarle una sepultura, ni siquiera una mortaja. Tuvieron que prestarle de limosna y regalarle unas sábanas para envolverlo. Qué dolor tan desgarrador en aquélla hora.
En México se practican numerosas versiones de esta devoción. Con motivo del sexto viernes de Cuaresma se exhibe un altar a la Virgen de los Dolores. Algunas prácticas devocionales requieren de sólo un ave María por cada uno de los siete dolores. Es ella quien con su compañía, su fortaleza y su fe, nos da fuerzas en los momentos de dolor, en los sufrimientos diarios. Pidámosle la gracia de sufrir unidos a Jesucristo, en nuestro corazón, para así unir los sacrificios de nuestra vida a los de Ella y comprender que, en el dolor somos muy parecidos a Cristo y somos capaces de amarlo con mayor intensidad.
La imagen de la Virgen nos enseña a tener fortaleza ante los sufrimientos de la vida. Encontremos en ella una compañía y una fuerza para dar sentido a los propios sufrimientos. Algunos te dirán que Dios no es bueno porque permite el dolor y el sufrimiento en las personas. El sufrimiento humano es parte de la naturaleza del hombre, es algo inevitable en la vida, y Jesús nos ha enseñado, con su propio sufrimiento, que el dolor tiene valor de salvación.

Leticia Domínguez Sánchez

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