NUESTRA
SEÑORA DE LOS DOLORES
Este
día se acompaña a María en su experiencia de un profundo dolor, el dolor de una
madre que ve a su hijo incomprendido, acusado, abandonado por los temerosos
Apóstoles, flagelado por los soldados romanos, coronado con espinas, escupido,
abofeteado, caminando descalzo bajo un madero astilloso y muy pesado camino al
Calvario, donde finalmente presenciará la agonía de la muerte de Jesús en una
cruz, clavado de pies y manos.
La
Iglesia ha venerado siempre con singular cariño los 7 dolores de la Virgen:
1.-
El nacimiento de Jesús en un pobre portal. La Virgen vio nacer a su hijo en un
pesebre, en una canoa de echar de comer a los animales, en una cueva barrida
por el viento. Ese fue su primer dolor y con su pobreza aprendió a comprender a
todos los que sufren por falta de lo necesario.
2.-
La presentación en el templo. Simeón lo tomó en sus brazos y dijo: “este niño
será causa de división: de salvación para algunos y de perdición para otros, y
por causa de él, una espada de dolor atravesará tu corazón, María”, desde
entonces, María supo que Jesús sería perseguido y que a ella le esperaban
grandes penas a causa de su hijo.
3.-
La huida a Egipto. Cuando los magos fueron a ver al niño Dios en Belén, el rey
Herodes mandó a todos sus soldados a que mataran a todos los niños menores de
dos años; un ángel le anunció a José que debía huir antes de que llegaran los
asesinos y así, de noche huyeron a Egipto. La Madre de Dios se preparaba con
este espantoso sufrimiento para comprender a quienes tienen que salir de su
tierra.
4.-
La pérdida de Jesús en el Templo. Cuántos pensamientos habrán pasado por la
mente de la Santísima Virgen María. Ella se preparaba para poder compadecer a
todos los que pasamos angustias, temores y dudas.
5.-
María se encuentra con Jesús hacia el monte Calvario. Al escuchas la sentencia
de Pilato, María siente una pena inmensa, pide a San Juan Apóstol que la
conduzca hacia alguna de las calles por donde va a pasar el cortejo. Ahí
esperaba a Jesús y pronto lo ve llegar.
6.-
Jesús muere en la cruz. Ver morir a su hijo es terrible pero ver morir al más
bueno y amable de todos los hijos, y de una muerte tan cruel, tan injusta, tan inhumana,
como la que le dieron a Jesús es el más grande tormento que el corazón de una
mujer haya soportado en la tierra.
7.-
Jesús es bajado de la cruz y colocado en los brazos de su Santísima Madre. La
muerte de Jesús fue una de las más pobres que se hayan presenciado en la
humanidad. La Virgen no tuve que comprarle una sepultura, ni siquiera una
mortaja. Tuvieron que prestarle de limosna y regalarle unas sábanas para
envolverlo. Qué dolor tan desgarrador en aquélla hora.
En
México se practican numerosas versiones de esta devoción. Con motivo del sexto
viernes de Cuaresma se exhibe un altar a la Virgen de los Dolores. Algunas
prácticas devocionales requieren de sólo un ave María por cada uno de los siete
dolores. Es ella quien con su compañía, su fortaleza y su fe, nos da fuerzas en
los momentos de dolor, en los sufrimientos diarios. Pidámosle la gracia de
sufrir unidos a Jesucristo, en nuestro corazón, para así unir los sacrificios
de nuestra vida a los de Ella y comprender que, en el dolor somos muy parecidos
a Cristo y somos capaces de amarlo con mayor intensidad.
La
imagen de la Virgen nos enseña a tener fortaleza ante los sufrimientos de la
vida. Encontremos en ella una compañía y una fuerza para dar sentido a los
propios sufrimientos. Algunos te dirán que Dios no es bueno porque permite el
dolor y el sufrimiento en las personas. El sufrimiento humano es parte de la
naturaleza del hombre, es algo inevitable en la vida, y Jesús nos ha enseñado,
con su propio sufrimiento, que el dolor tiene valor de salvación.
Leticia Domínguez Sánchez
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